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Grupo de Na Bolom.ch visita Nahá, en el corazón de la selva lacandona.

Grupo de Na Bolom.ch visita Nahá, en el corazón de la selva lacandona.

RESUMEN.

Gratos recuerdos se llevaron integrantes de la Asociación Cultural Suiza Na Bolom.ch de su visita al pueblo lacandón de Nahá, el que fuera tan apreciado por Gertrude (Trudi) Duby Blom, nuestra mentora espiritual para la conservación de la ecología, y ante su tumba y la del arqueólogo danés Frans Blom, su esposo y gran amigo de los lacandones e indígenas de Chiapas, los recordamos con aprecio.

Previamente y durante dos días, el grupo se hospedó en Na Bolom, la casa-museo de Trudi y Frans en San Cristóbal de las Casas, donde el grupo se familiarizó en los hechos biográficos de estas personalidades ligadas entrañablemente a los lacandones del Grupo Norte asentados en Nahá.

Patricia Muñoz, Najeli Amacker, Clara Plaut y Anders B. Johnsson llegaron por primera vez a esta población con deseos de involucrarse en la vida cotidiana de lacandones para trabajar temas académicos, sociales y medioambientales, logrando estupendo resultado.

Me tocó ser la guía del grupo Na Bolom.ch en este precioso viaje pues doña Beti Mijangos Zenteno, hija adoptiva de los Blom-Duby, quien tradicionalmente es la guía y exploradora perfecta además de que es sumamente querida en Nahá, ha estado delicada de salud; gracias a las experiencias vividas con ella en varias visitas y a que me ha presentado con las personas claves, pudimos llevar a cabo un fructífero recorrido.

Nahá sigue creciendo. Actualmente hay 275 lacandones (contra 198 en 2010). Entre las cabañas ecológicas donde nos hospedamos -el EcoLodge Nahá- y el Restaurante Nahá, la vida transcurrió entre sorprendentes vivencias del 4 al 9 de agosto.
Luego de una primera impresión desde la entrada a Nahá y sus dos caminos (¿por qué dos? pregunté en 2009 y se me dijo, sin ningún tono de chiste: uno para avionetas o carros, el otro para peatones) con la vista del verde lago al final, comenzamos las visitas en Metzabok, pueblo lacandón vecino donde este año debido a la intensa sequía, el nivel de las aguas del lago descendió tanto que fue posible observar tan cerca como nos permitió la lancha de remos, las leyendas mayas esculpidas en la roca como la serpiente de las siete cabezas; luego de buena hora de marcha empinada, la imaginación fue definitoria para creer en la gran ciudad maya recientemente percibida por arqueólogos debajo de las colinas, observar la vegetación de orquídeas y árboles de tinta, de chicle, ceibas, caobas y otras especies así como de escuchar el canto de diversas aves.

El calor tan intenso fue menguado por un chapuzón en las claras aguas verde esmeralda del lago y nuestra hambre saciada con un refrigerio lacandón en casa de María.

Durante la estancia en Nahá pudimos visitar a doña Chanuk García, la viuda de Chan Kin Viejo, otrora entrañable amiga de Trudi y quien contó a través de la traducción de sus palabras por su hijo Kin, innumerables recuerdos de la exploradora suiza que logró lo inimaginable: ser amiga del pueblo lacandón. Ya ni sabe cuántos años tiene pero va para una centena, mientras sus ojos resplandecen cuando escucha o ella menciona, el nombre de Trudi “mi amiga de Suiza”.

Guiado el grupo por Bor Mudo, lacandón que de niño conoció mucho a Trudi y luego doña Beti siguió siendo su custodia.

CEMENTERIO

Fuimos a presentar nuestros respetos a Trudi y a Frans en el CEMENTERIO sagrado de los dioses, ahí donde también se encuentra Chan Kin Viejo García y de extranjeros especiales como ellos: Roberto Bruce y Marie Odile Marion, todas las tumbas envueltas en el halo de las frondosas ceibas y caboas y la humedad del bosque tropical.

Al día siguiente, en cayuco bajo la mano firme de Bor Mudo, se visitó la laguna verde de Nahá y luego de un pequeño recorrido dentro de la selva donde el silencio debe ser estricto, se llegó a la laguna Amarilla para observar diversas especies de su flora y apercibir los cocodrilos… pero de estos no vimos ni uno, no por ello la respiración dejó de ser entrecortada porque oíamos sus sonidos.

RITUAL

Otro día transcurrió con la asistencia al ritual para los dioses mayas de los lacandones de Nahá, último vestigio de la práctica religiosa que cada vez más va en desuso. El llamado “ultimo chamán de Nahá” don Antonio Martínez García, nos recibió en su Casa de Dioses, donde nos preparó para la conversación con los dioses, especialmente Hachakyum, el creador del universo, así como el dios de los extranjeros. Entre plática y plática, recuerdos de antaño y tristezas por el presente en que ya no hay la fidelidad hacia los ritos ancestrales, don Antonio fue conociendo quiénes éramos, a cada quien haciéndole preguntas sobre su vida, asimismo trayendo a la memoria las presencias de su padre chamán también, de su suegro el gran chamán Chan Kin Viejo el patriarca de Nahá y de Yertrur, sí, Trudi, la de Suiza “ustedes vienen de Suiza” de donde las montañas de nieve, de los cánticos alpinos, de donde las navajitas… era tal su entusiasmo que decidió llevar al grupo a la cueva de la empinada montaña donde está el espíritu del dios protector del fuego y de los bosques.

El chamán don Antonio en la ceremonia del ritual maya lacandón para orar ante sus dioses comienza con la bebida del balche preparado en un cayuco, el llamado del caracol para que los dioses se acerquen al ser huemano, los repetidos cánticos a diversos dioses en los incensarios preparados con resina luego prendida al fuego mientras se pide por cada quien que esté presente o ausente, y el proceso de sanación con una palma.

 

 

La ceremonia en Casa de Dioses duró media jornada, no la esperábamos tan larga pero no cabe duda de que don Antonio consideró tener un público religioso y respetuoso frente a él así es que las horas transcurrieron sin sentirse… y no solamente porque la bebida sagrada del balché no paró de ser servida por el chamán en las vasijas sagradas. La experiencia espiritual es indescriptible, es algo íntimo, personal, hay qué vivirlo para poder gozarlo. Terminamos el día con una fastuosa comida que llevamos precisamente al campamento de Trudi, consistente de productos del pueblo: ensalada de picaya, tamal grande (en serio, grande) relleno de vegetales en vez del tradicional pollo, frijoles en especies lacandonas, agua de guanábana y deliciosas frutas.

ESTUDIANTES SUIZAS

 

Por las noches, incluso a la luz de las velas, quienes desde Suiza vinieron de visita pudieron degustar platillos auténticamente lacandones (como la picaya y el tamal de fiesta) preparados en la cooperativa Yaxte, bajo la administración de Adriana García Cruz, en la que también participan su padre Kin García –hijo de Chan Kin Viejo- y su madre María, tzeltal ella. El Restaurante Nahá es como un centro de cuitas, donde nos reuníamos con antropólogas de España, biólogos de la Ciudad de México, estudiantes como Najeli y Clara, turistas en familias de varias ciudades de Chiapas, niños y niñas lacandones que vienen a comprar “comida y bebida chatarra” que tanto detestaba la mentora del pueblo, Gertrude Duby, así como miembros de la familia extensa lacandona. Todos y todas platican, comparten las experiencias del día antes de partir a pernoctar al EcoLogdge, un lujo en plena selva.

 

 

 

 

 

 

 

Pero bien pudimos haber pernoctado en tiendas de campaña en el campamento de Trudi, siempre limpio, siempre listo para albergar una hamaca o varias, para que se prenda el fuego de carbón que le da a la comida y al café un sabor inigualable, y la luz del quinqué que mande señales a pumas y monos de que “está ocupado”… pero las lluvias torrenciales de agosto es mejor pasarlas al abrigo.

Además cada quien tuvo su propia experiencia: visita al vivero de las orquídeas y a otros senderos de flores, vista de aves, jugar La Lotería con los niños en la sala comunal, participar del fin de cursos del programa “Perderle miedo a reptiles de la selva” con algunas especies vivas (no las menciono para no asustar) e incluso concluir un acuerdo de cooperación entre Na Bolom.ch y el Comisariado de Nahá para la instalación de un vivero de palma xate como proyecto de desarrollo sustentable, con el apoyo logístico del Programa de Cambio Climático de Na Bolom, A.C. mediante un donativo de la Asociación Cultural Suiza Na Bolom.ch obtenido por nuestra participación en el evento “Viva México” en Berna, Suiza, en septiembre de 2017.

 

OBRA DE TEATRO

 

 

OTRAS ACTIVIDADES

 

Nahá es un lugar donde re-encontrarse con la naturaleza, dejar de lado los celulares, las computadoras, los mecanismos de defensa de la gran ciudad (aunque si insisten, se puede tener), dedicarse a comunicar con los majestuosos árboles que son la vía para llegar al universo, embelesarse con la vista hacia el cielo y sus constelaciones que se enmarcan en estrellas relucientes, lugar para recibir sueños diáfanos y para contar realidades de colmoyotes y tarántulas… tanto qué hacer aquí.

Poco antes de partir de Nahá, el gran pintor lacandón, Kayuum Maax (Premio Chiapas 1974) nos deleita en el campamento de Trudi con recuerdos de su vida entrelazada con la de la suiza quien le ofrecía pinturas y lienzos; leyenda o realidad, visión lacandona o cuento mágico… en verdad, así como lo plasma en sus murales y pinturas de la selva, de su padre Chan Kin Viejo, de su infancia y juventud, Kayuum es de adulto, gran narrador pictórico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y el tiempo vuela, es hora de partir, las bolsas de viaje listas, los regalitos de pepitas de los árboles ya adquiridos, los cuadernos de notas llenos, las múltiples grabaciones hechas, los directorios de amistades con muchas entradas recientes, la red social de lacandones en Nahá se amplía.
Todo mundo se va contento a contarle a doña Beti, en San Cristóbal de las Casas, lo grato de esta visita.

 

 

Por Kyra Núñez 20 de agosto de 2018